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“Todavía hay muchas barreras porque los hombres reconozcamos nuestra vulnerabilidad”

Por Zipriztintzen, Jueves 18 de abril de 2013 a las 14:23


Josetxu Riviere

Recogido de PERIODISME SOCIAL

Entrevista publicada em Donesdigital.cat el 18 de diciembre de 2012.

Josetxu Riviere, es un activista por la igualdad de género que ha abordado la relación entre la salud y la masculinidad. Ha escrito diferentes artículos sobre salud laboral en los que ha planteado que el machismo podría ser un factor de riesgo para la salud de los hombres. Riviere reivindica la aplicación de la perspectiva de género en las políticas públicas de salud que plantea como un concepto integral. Cuando habla de salud no sólo se hace referencia a la salud física o al “deterioro natural del cuerpo al paso de los años”, sino que lo amplía al ámbito laboral, el emocional o los consumos. Por otro lado, Riviere participa de la red de hombres por la igualdad de género estatal, formada por grupos que desarrollan un trabajo político y personal para cuestionar los modelos machistas e impulsar la igualdad de género.

¿Cómo se traduce el machismo en términos de salud? ¿Se puede decir que perjudica la salud de los hombres?
Seguir el modelo hegemónico y tradicional tiene consecuencias para los mismos hombres: pone su salud en peligro, pero también les genera dificultades emocionales. Pero todo esto se tiene que enmarcar dentro de un contexto en el que mantienen muchos privilegios. Para todos aquellos que estamos en el movimiento de hombres por la igualdad, aun cuando ponemos sobre la mesa los efectos sobre la salud de los hombres que tiene el machismo, sí que remarcamos que no podemos aparecer como víctimas de este sistema porque no es así en general.

La negación de la vulnerabilidad y la exaltación del riesgo y la resistencia, ¿qué efectos tiene sobre la salud de los hombres?
He vivido situaciones en las que he hablado de mi salud con compañeros y me han dicho “yo pensaba que era el único” porque le dan mucha importancia, pero es síntoma de una cosa más profunda que demuestra que no compartimos nuestra debilidad y si lo hacemos buscamos profesionales. El modelo del deporte es un ejemplo de los valores en salud del machismo. Por ejemplo, lo que más se valora de un futbolista es que tenga una capacidad de recuperación y de sufrimiento mayor que el habitual. Se resalta mucho que un deportista se recupere, por ejemplo, en cuatro semanas aunque lo habitual sean dos meses. ¿Ésto es un valor? ¿Ésto no va a tener consecuencias en la salud del futbolista? ¿Ésto no lo critica nadie? Estos comportamientos visibilizados generan modelos de referencia para los hombres y eso afecta su salud. Y aunque la mayoría de hombres no hacemos estos “heroísmos” en nuestro día a día, sí que se pueden reproducir estas actitudes en la vida cotidiana dónde valoramos más el riesgo que la prudencia.

Los hombres somos, como colectivo, los que tenemos un mayor índice de accidentes laborales. ¿Qué papel tiene la identidad masculina?
En demasiadas ocasiones no se hace una lectura de las cifras con perspectiva de género cuando las hay que son muy evidentes. No hace demasiadas semanas los medios de comunicación destacaron que el consumo de alcohol se está igualando entre hombres y mujeres, pero no se analiza porque los hombres tienen una actitud más compulsiva ante de las adicciones. Los referentes sociales que se construyen alrededor de la masculinidad siguen siendo poderosamente perjudiciales para los hombres porque en función de conseguir un modelo de éxito y reconocimiento pueden poner en peligro su propia salud y parte de su cuerpo, y algunos no dudan. Sólo hay que observar como en épocas como la adolescencia, dónde la identidad masculina se está construyendo, las pruebas valor y exaltación del riesgo son muy presentes. De hecho, todavía hay muchas barreras para que los hombres reconozcamos nuestra vulnerabilidad ante otros hombres pero también ante mujeres. Este factor, la minusvaloración del riesgo, influye en que los hombres tengan un mayor número de accidentes de coche o laborales. Y esta perspectiva se debería tener en cuenta de cara a las campañas de prevención de la Dirección general de Tránsito (DGT), pero también en la prevención de riesgos laborales dónde la masculinidad tradicional se tendría que abordar como un factor más de riesgo y de forma específica. Los hombres que siguen el modelo sexista tienen muchas dificultades para gestionar las emociones y expresar los sentimientos, sobre todo los de debilidad. Esto se manifiesta incluso a la hora de encontrar soluciones: ¿qué género tiene más reticencias a acudir a las terapias o a recibir tratamientos de salud mental?

Por lo tanto, los hombres y las mujeres vivimos la salud de forma diferente, ¿cuál sería el dato que lo muestra más claramente?

El dato más evidente es la diferencia en la esperanza de vida entre hombres y mujeres (78,87 y 84,82 años respectivamente). Una distancia no justificada por la biología y sí por las condiciones de vida, la percepción del riesgo, el autocuidado de un mismo, las actitudes vitales, los consumos o la búsqueda de las soluciones. Aún así, lo más importante no es sólo tener los datos sino que se aplique la perspectiva de género para dejar de tratar a hombres y mujeres como un valor homogéneo e indiferenciado. La diversidad en salud por género obedece a unos determinados factores, contextos y tiene conexión con los modelos sociales hegemónicos del machismo, y esto se debe tener en cuenta para mejorar la salud pública.

¿Los hombres van menos al médico?
Los estudios que analizan la relación de los hombres con la salud concluyen que hay menor la asistencia a consultas médicas y que hay un mayor índice de abandono de los tratamientos antes de que se acaben. Tenemos, como colectivo, una relación más lejana con la medicina. Para muchos hombres, la resistencia a cualquier dolor físico o emocional es un valor que forma parte de su identidad masculina. Nos cuidamos poco, pero tal vez la sensación es otra porque existe la imagen de que los hombres nos cuidamos más físicamente porque vamos más al gimnasio, pero el cuidado de un mismo tiene que ver con otras actitudes y ámbitos. De hecho, ir tanto al gimnasio para mantener un tipo de forma física es no cuidarse, es justo todo el contrario.

En tus artículos dejas claro que hablas de tendencias y de modelos dominantes en la masculinidad, y resaltas que el machismo es un factor más en la salud, aunque no el único. ¿Percibes modelos alternativos de masculinidad respeto a la salud?
Creo que siempre han habido diversidad en los modelos masculinos, lo que pasa es que unos han sido más visibles que otros. Existe un modelo emergente que cambia la relación de los hombres con la salud y los cuidados: entre los padres más jóvenes, aquellos que se implican en la cura de los hijos y hijas. En pos de esto hay una filosofía de los cuidados, la voluntad de compartir y cooperar y la corresponsabilidad y supone una grieta en el modelo tradicional.

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