Hombres comprometidos por la nueva sociedad de relaciones equitativas.





Reconocemos que hemos avanzado de forma paulatina, pero puede que se estén generando efectos secundarios indeseados, al centrarse “en” las mujeres, confirmado para muchos hombres y también no pocas mujeres, la idea de que el problema de la violencia es “de” las mujeres, lo que se vuelve un obstáculo para la acción, ya que la violencia no es un problema “de” sino un problema “para” las mujeres, siendo en realidad, y fundamentalmente, un problema “de” la cultura masculina/patriarcal y “de” los varones. Son las normas de esta cultura las que la propician y toleran la violencia, y son generalmente ellos quienes la ejercen de diversos modos y en diferentes ámbitos.
Se deben incluir en las estrategias para combatir la violencia la transformación de las normas e instituciones sociales y culturales, pero también debe incluirse a los varones en dichas estrategias, ya que son quienes producen mayoritariamente el problema en los ámbitos publico y privado. Incluirlos supone no solamente –aunque esto es fundamental para deslegitimar e ilegalizar la violencia– judicializar su actuación, sino también pensar a la violencia masculina como objeto posible de investigación y prevención, y a los varones que ejercen violencia como sujetos posibles de asistencia y reeducación. Asimismo, comprometer a todos los varones a romper el silencio cómplice y colaborar activamente en la lucha contra la violencia.

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