¿QUÉ HAY DEBAJO DE LAS POLÍTICAS DE IGUALDAD? Oscar Guasch
Posted: 13 mayo 2012 by Community Manager in España, Machismo, mainstreaming, Profeminismo
Etiquetas: Afectividad y emociones, Antropología de las Masculinidades, Ciberespacio profeminista, Corresponsabilidad y hombres cuidadores, Cursos y formación, Denuncia y debate, España, Hombres Igualdad, masculinidades, Paternidades y custodia, Profeminismo, Reintroducir hombres y masculinidades en mainstreaming
Dpto. Sociología. Universidad de Barcelona.
Intervención en ‘Segunda Jornada sobre políticas de igualdad y mainstreaming de género: aportaciones del proyecto europeo MAGEEQ‘ 2 de Diciembre de 2005 Jornadas MAGEEQ
Muy
buenas tardes y muchas gracias por haberme invitado. Mi intervención
será breve porque tenemos poco tiempo. Y será una intervención leída,
porque quiero medir, exactamente, el alcance de mis palabras.
Mi intervención se basa en el respeto, en el agradecimiento, en la
ideología, y en la crítica elaborada a partir de la experiencia.
Agradecimiento, respeto, ideología, y crítica basada en la experiencia.
Primero, es preciso dar las gracias a tantas y tantas personas, sobre
todo mujeres (pero no solo a ellas) que llevan años luchando por la
igualdad y contra la discriminación.
Segundo, mi intervención es una intervención ideológica. Pero no es
más ni menos ideológica que las intervenciones de quienes me han
precedido en estas jornadas.
Las prácticas profesionales y expertas, a mi entender, siempre son
prácticas ideológicas, es decir, son prácticas políticas. Es un acto de
honestidad científica y ciudadana el reconocerlo.
Tercero, mi intervención se basa en el respeto de las posiciones
ideológicas de quienes me han precedido. Respeto, pero discrepo.
Cuarto, mi intervención será muy crítica y se basa en mi experiencia.
Mi experiencia investigadora y como persona ciudadana es lo único que
puedo compartir con ustedes.
Agradecimiento, respeto, ideología, y crítica basada en la experiencia. Vamos con ello.
Veo que soy el único hombre que participa como ponente las distintas
mesas de este seminario. Y se supone (de forma implícita) que estoy aquí
por ser homosexual o gay.
Bien. Pues quiero decirles que estoy aquí porque soy un hombre. No estoy aquí porque ser homosexual ni tampoco por ser gay.
Es cierto que fui homosexual. Pero ya no lo soy. Entendí con rapidez
que la homosexualidad es una forma científica de homofobia. Así que dejé
de ser homosexual.
También fui gay. Pero dejé de serlo. Dejé de ser gay cuando esta
identidad se banalizó y fue traicionada por la política y absorbida por
el mercado.
La identidad gay actual es una identidad basura, como lo son la mayoría de las realidades de nuestra sociedad.
Ya no soy homosexual. Ya no soy gay. Soy tan solo un hombre que
padece, como tantos otros hombres, la homofobia de quienes no respetan
mis opciones de género.
Sin embargo, ahora, se que no estoy solo.
Hay otros hombres que, como yo, no son homosexuales ni gays, y que
también padecen esta forma de violencia de género que es la homofobia.
En nuestra sociedad, todos los hombres (homosexuales o no) padecemos discriminación y violencia de género.
Son discriminaciones sutiles y son violencias socialmente invisibles, pero existen.
Resulta insólito argumentar que los varones padecemos discriminación y violencias de género. Pero así es.
A los varones (al igual que a las mujeres) nos prescriben y proscriben roles, emociones y actitudes.
El genero discrimina a los hombres porque ciertos recursos y
posibilidades sociales nos son menos accesibles que al resto de
personas.
Veamos algunos ejemplos de discriminación de género que padecemos los hombres.
Primer ejemplo:
La definición de la maternidad como función biológica (y no como lo
que es: una función social que se puede aprender) es un ejemplo de
discriminación a los hombres que, además, genera una visión sesgada de
nuestras identidades y capacidades sociales como personas.
Los hombres tenemos derecho a ser madres. ¿O es que acaso la biología es el destino?
Segundo ejemplo:
El estudio de los hombres y de nuestras posiciones sociales de
género, se está haciendo hace desde una perspectiva que prima la
estigmatización de los varones por el mero hecho de serlo.
En el imaginario social hegemónico parece que, ser hombre, sea una suerte de agravante de no se sabe muy bien qué.
Y si se es hombre heterosexual, peor todavía. Son más sospechosos. Aunque nadie sepa exactamente de qué.
Tercer ejemplo:
Para pensar y estudiar a los hombres apenas se usa el concepto de
género, y se recurre, más a menudo, al concepto de masculinidad.
Sin embargo, rara vez se emplea el concepto analogo de feminidad para pensar y estudiar a las mujeres.
Estudiar a los hombres desde la masculinidad y no desde la
perspectiva de género, elude aplicar al estudio de los hombres los
mismos instrumentos de análisis que se emplea para hacer lo propio con
las mujeres.
Esta pirueta teórica y conceptual permite obviar, invisibilizar y
negar las condiciones sociales que posibilitan nuestra discriminación de
género.
Cuarto ejemplo:
Este ejemplo lo tomo prestado de Jose Antonio Lozoya, que es el
Director del Programa de Hombres por la Igualdad del Ayuntamiento de
Jerez. El fracaso escolar tiene género. Los que fracasan más son los
hombres.
Sin embargo, la perspectiva de género apenas se usa para explicar el
fracaso escolar. José Antonio Lozoya se pregunta qué sucedería si el
fracaso escolar tuviera rostro de mujer.
Quinto ejemplo:
Que “calzonazos” sea un insulto, o que “paternalista” signifique
negar la capacidad de elección de otros (en vez de un intento de cuidar y
ocuparse de ellos) son ejemplos de cómo el lenguaje sexista afecta
también a los hombres.
Sexto ejemplo:
Cuando en los procesos de divorcio se otorga la custodia a las mujeres por el hecho de serlo.
Séptimo ejemplo:
La sexualidad de los hombres es definida de forma estereotipada,
simplista, sexista, e interesada. Se ha creado el mito de que la
sexualidad de los hombres es agresiva y
compulsiva.
compulsiva.
En consecuencia, hay actos corporales definidos como perversos cuando
quienes los realizan son varones, pero no cuando quienes sus actrices
son mujeres.
Con siete ejemplos basta. Aunque con uno solo ya sería suficiente.
En
cualquier caso, es preciso aclarar que la discriminación de género que
padecemos los hombres tiene una calidad distinta de la que padecen las
mujeres. Pero eso no significa que no exista. Si acaso, es socialmente
invisible.
La discriminación de género que padecemos
los hombres se basa en las mismas estructuras sexistas que posibilitan
la discriminación de las mujeres.
Es preciso recordar que el sexismo, como el poder, está en todas partes.
Y es preciso destacar que las políticas
de igualdad se siguen pensando como si los hombres y las mujeres fueran
grupos homogéneos. Y no es así. Unos y otras somos radicalmente
diversos.
Bien.
Este seminario pregunta ¿qué hay debajo de las políticas de igualdad?
Yo no puedo decirles lo que hay. Solo puedo decirles lo que yo veo.
Debajo de las políticas de igualdad veo a los hombres escondidos y desorientados.
Debajo de las políticas de igualdad veo la negación y la invisibilización de la discriminación de género que padecemos los hombres.
Debajo de las políticas de igualdad, se olvidan, se niegan, y se
invisibilizan las experiencias de dolor y de
discriminación de los
hombres separados y divorciados.
Debajo de las políticas de igualdad, se ignoran los programas
educativos dirigidos a los hombres para mostrar que ser macho mata.
Debajo de las políticas de igualdad, se ignora el acoso escolar
contra quienes no se adecuan a las expectativas de género previstas para
los hombres.
En el colegio se acosa a los maricas, pero también a los calzonazos, a
los cobardes, a los nenazas, y también a quienes llevan gafas y son
gorditos o tienen un aspecto asiatico.
Y eso son formas de homofobia. Es decir, son formas de violencia de género.
Debajo de las políticas de igualdad, siguen sin reconocerse las
contribuciones que los hombres insumisos hicieron a la crítica del
machismo social y militar español.
Ya termino.
Los insumisos, los calzonazos, los maricas, los cobardes, y los poetas, padecemos opresión y discriminación de género por serlo.
¿Pero en qué parte de este seminario se habla de todo esto? En ninguna.
Si yo estoy aquí es, al menos en teoría, para hablar de derechos de homosexuales y de lesbianas.
Y las preguntas que, se supone, debo responder, tienen que ver con eso: con las y los homosexuales.
No me es posible hablar de los ni de las homosexuales.
Y es que ya na nadie estudia los negros. Se estudia el racismo.
De igual modo ya nadie estudia homosexuales. Se estudia la homofobia.
Y la homofobia afecta a todos los hombres. Sean o no sean homosexuales o gays.
Mi experiencia en los grupos de hombres, me dice que la homofobia y
la violencia y la discriminación de género que comporta, afecta a todos
los hombres sin excepción.
Pero hay demasiadas resistencias e intereses creados como para asumirlo.
Creo que las políticas de igualdad de género están mal formuladas,
porque obvian e invisibilizan las experiencias de dolor y de
discriminación de los hombres.
Les hablo desde el agradecimiento, desde el respeto, y desde una
posición que no es ni más ni menos ideológica que la de quienes me han
precedido.
Pero también les hablo desde la crítica.
No es de recibo que se siga pensando el patriarcado como un producto
masculino con el que las mujeres no tienen nada que ver, excepto como
víctimas.
Muchas gracias.
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